Hay
mucha gente que no cree que haya vida después de la muerte, y no lo creen
sencillamente porque no quieren creerlo, porque les da miedo enfrentarse a
preguntas cuya respuesta no conocen (y su propia ignorancia les aterra) y
prefieren encerrarse en su concha del “yo”, como un caracol, para aislarse de
esa otra realidad que por desconocida les inquieta. Y así, prefieren vivir en
la negación absoluta de lo que desconocen y permanecer encerrados en ese
minúsculo círculo de falsa seguridad que se han creado.
Cuando les comentas algo de esto a esas personas, todas responden siempre con la misma frase típica: “Nadie ha vuelto de allí para contarlo”. Y ¿sabes una cosa? Esa frase es MENTIRA. Sí que ha vuelto mucha gente para contarlo. Miles de personas. De todas las razas, de todos los países, de todas las religiones, de todas las creencias y no creencias, de todos los niveles sociales y culturales, de todas las edades… Y todos han contado lo mismo con parecidas palabras: Al otro lado de la muerte hay vida y un estado de paz y felicidad infinita. Todo esto está documentado no sólo con testimonios, sino también con pruebas irrefutables de todo tipo (desde las médicas hasta las comprobaciones de que era imposible que esa persona clínicamente muerta hubiera conocido o visto ciertas cosas que sucedían en otros lugares y que luego comentó y describió con precisión y todos pudieron comprobar después que era cierto).
Está documentado que cuando el alma sale del cuerpo puede ver a través de las paredes y describir luego, cuando vuelve, lo que había y sucedía en habitaciones contiguas e incluso en otros lugares más lejanos. Pero esto es sólo un ejemplo.
Como dice el neurocirujano Eben Alexander (“La prueba del cielo”): “El principal problema con el que se encuentran las personas que han experimentado una ECM (1) no es tener que habituarse de nuevo a las limitaciones del mundo terrenal, sino cómo transmitir lo que les hizo sentir el amor que experimentaron allí. Cuando esas personas vuelven al mundo terrenal, no tienen otra cosa que las palabras para transmitir unas experiencias y verdades que exceden con mucho la capacidad de expresión de lo verbal. Es como tratar de escribir una novela con la mitad del alfabeto”.
(1) Se conoce como ECM a las experiencias cercanas a la muerte, es decir, de aquellas personas que han estado clínicamente muertas y después, de forma inexplicable, han vuelto a la vida.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
Ninguna otra novela te hará “sentir” como esta…
“Castidad & Rock and Roll”: https://amzn.eu/d/3h5vXyG
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Está documentado que cuando el alma sale del cuerpo puede ver a través de las paredes y describir luego, cuando vuelve, lo que había y sucedía en habitaciones contiguas e incluso en otros lugares más lejanos. Pero esto es sólo un ejemplo.
Como dice el neurocirujano Eben Alexander (“La prueba del cielo”): “El principal problema con el que se encuentran las personas que han experimentado una ECM (1) no es tener que habituarse de nuevo a las limitaciones del mundo terrenal, sino cómo transmitir lo que les hizo sentir el amor que experimentaron allí. Cuando esas personas vuelven al mundo terrenal, no tienen otra cosa que las palabras para transmitir unas experiencias y verdades que exceden con mucho la capacidad de expresión de lo verbal. Es como tratar de escribir una novela con la mitad del alfabeto”.
(1) Se conoce como ECM a las experiencias cercanas a la muerte, es decir, de aquellas personas que han estado clínicamente muertas y después, de forma inexplicable, han vuelto a la vida.
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