El
sueño es algo maravilloso, no sólo porque nos permita descansar y
revitalizarnos, sino porque es la puerta que nos permite acceder a otra
dimensión.
Cuando
soñamos podemos percibir una naturaleza muy parecida al mundo real pero con la
diferencia de que en el sueño no existe el tiempo, podemos alterar los
acontecimientos que soñamos, podemos dar marcha atrás y empezar de nuevo,
podemos realizar cosas que despierto seríamos incapaces de realizar.
En
el sueño, nuestra consciencia se siente libre y nuestra intuición nos lleva a
los lugares y situaciones más insospechados. Y en ese estado tenemos el poder
de cambiar todo aquello que queramos sólo con nuestra simple voluntad.
Pues
¿sabes una cosa? El sueño, esos sueños tan vívidos y parecidos a lo que te
estoy con tanto y que seguro has sido consciente de experimentarlos así algunas
veces, nos están enseñando cómo podríamos llegar a hacer lo mismo también en el
mundo físico al que llegaremos cuando estemos despiertos.
No
es fácil, no, pero igual que los polos de un imán se atraen mientras que los
otros polos de ese mismo imán se repelen, así sucede con nuestra capacidad de
modificar nuestro mundo físico. Si somos capaces de encontrar esa sintonía (los
sueños son una buena escuela de aprendizaje) podremos variar los acontecimientos
futuros de nuestra vida acorde con nuestros deseos. Hay que intentarlo, como
cuando juegas con esos dos imanes y ves cómo hay unos polos que se repelen
aunque no lleguen a tocarse y en cambio hay otros que se atraen y cuando los
juntas notas la fuerza que se genera en esa unión.
Una aproximación a esa otra realidad que está ahí pero no vemos…
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