Si
analizamos la historia de los grandes inventos y descubrimientos nos daremos
cuenta que eso ha sido sólo cosa de unos pocos, de algunos genios que tuvieron
la visión, el acierto y –en ocasiones- la casualidad de realizar tales descubrimientos.
Los demás, la plebe, nosotros mismos, nunca hemos descubierto nada ni hemos
inventado nada, pero nos vanagloriamos de tales descubrimientos como si fuesen
cosa nuestra. Después hubo algunos, sólo algunos, que han sido capaces de
perfeccionar y evolucionar aquellos inventos; el resto de la población mundial
nada, no ha hecho nada más que disfrutar tales inventos y vanagloriarse de
ellos.
Como
dije hace más de sesenta años, “la marcha de los descubrimientos se hace a
saltos y, entre hombre y hombre, hay una humanidad que vegeta y se vanagloria
de ‘su’ sabiduría”.
Una aproximación a esa otra realidad que está ahí pero no vemos…
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