A veces se preguntan en las organizaciones qué es lo que deben hacer para “tener” noticias, ya que desean aparecer en los medios con frecuencia pero no creen que el número de noticias que puedan producir sea lo suficientemente importante. En este sentido hay que recordar, primero, que la misión de los responsables de Comunicación de una organización cualquiera no es el de buscar “noticias” sino buscar “informaciones”. De esas informaciones, tomadas como materia prima, es donde un responsable de Comunicación debe construir una noticia. En segundo lugar, siempre hay motivos para construir una noticia; no sólo es necesario que “pase” algo, sino que una noticia puede surgir como resultado de múltiples factores.
Como dice el autor, “nada hay más fácil ni acerca más a la opinión pública, que la imagen y la voz de ese alto directivo atendiendo a los periodistas e informando a través de ellos de los asuntos de interés público y/o empresarial en los que pueda estar inmersa la citada empresa” y sin embargo “el mundo de la industria farmacéutica –salvo honrosas excepciones- ha sido tradicionalmente un mundo sin rostro”.
Los laboratorios farmacéuticos (salvo contadas excepciones como la vivida por el autor) han sido empresas “mudas”, temerosas de trasladar a los medios sus actividades, sus posicionamientos... y cuando lo han hecho ha sido casi siempre bajo el dictado de Marketing con lo que teñían de publicidad lo que debía ser pura información periodística.
Para entender ese mundo de la comunicación en la industria farmacéutica, nada mejor que repasar con mirada crítica algunos de los aspectos más controvertidos de la misma, cosas que deben hacerse y casi nunca se hacen, planteamientos lógicos que ilógicamente no se ponen en práctica...
A través de 139 artículos periodísticos publicados por el autor, se habla de forma clara y sin necesidad de ser “políticamente correcto” de cómo es y cómo debe ser la Comunicación en la industria farmacéutica. Los artículos se han agrupado en cinco bloques distintos, en función de su orientación. El primero dedicado especialmente a los “Directores de Comunicación” (DIRCOMs en la jerga habitual); el segundo a la “Transparencia”, algo que brilla por su ausencia en la industria farmacéutica; el tercero al “Negocio”, porque los laboratorios farmacéuticos no son ONGs sino empresas comerciales, y así deberían entenderlo ciudadanos y gestores; el cuarto a los “Recursos Humanos” (RRHH) porque también en este sector se ha demostrado que la motivación y la confianza en los empleados dan mejores resultados que la fiscalización y el miedo a perder el puesto de trabajo; el quinto a los “Médicos”, ya que en definitiva son muchos los médicos que trabajan en esta industria y muchos más los que colaboran con ella, y a ellos va dirigida la Comunicación que hacen los laboratorios, aunque también va dirigida a farmacéuticos, profesionales de enfermería y resto de profesionales sanitarios; y en sexto lugar “Periodismo” porque los periodistas son los intermediarios entre la información que generan los laboratorios farmacéuticos y sus destinatarios finales que son el público general y que son en definitiva los pacientes que esperan mejorar la salud con esos medicamentos.
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