El laboratorio farmacéutico Astra se fundó en Suecia en
el año 1913 y existió como tal hasta 1999 cuando se fusionó con el británico
Zéneca para formar AstraZéneca (¡cuánto suena hoy ese nombre!) que se situó en
aquél entonces como el tercer laboratorio más grande del mundo.
Una de las cosas más peculiares de este laboratorio fue
el orgullo de pertenencia al mismo de sus trabajadores, los cuales estaban
comprometidos al máximo con este laboratorio en una especie de patriotismo
corporativo. Durante muchos años, Sven Sundling fue el máximo responsable de la
Comunicación Corporativa (lo que hoy se llama “Dircom”) y tuvo acceso, en
función de su cargo, a todo tipo de informaciones sobre el laboratorio. Esto le
permitió años después escribir un libro sobre la historia de Astra, con todo
lujo de detalles y fotografías históricas.
Pero lo más curioso del caso es que este libro no sólo lo
escribió cuando ya estaba fuera de la compañía, sino cuando Astra ya no era
Astra sino que se había transformado en AstraZéneca. Y narró en él todo lo
bueno y lo malo acontecido durante aquellos años, los grandes éxitos
(Xylocaína, omeprazol, etc.) y también terribles fracasos (talidomida). Nos
cuenta cómo se llegó al descubrimiento sus principales fármacos, como algunos de
los investigadores llegaron a experimentar en sí mismos esos prometedores
medicamentos.
Con todo, lo peor fue que este libro vio tarde la luz.
Cuando se publicó ya no existía Astra sino otra compañía llamada AstraZéneca. Aunque
estaba escrito en inglés, con vocación de una amplia difusión en todo el mundo,
sólo alcanzó como lectores a los fieles empleados de este laboratorio, en
especial a los suecos. A España sólo llegaron dos ejemplares, uno para el
presidente de AstraZéneca en España, Carlos Trias, y otro que Staffan Ternby,
vicepresidente de Comunicación en Suecia, me envió directamente a mí.
Su título está escrito en latín: “Per aspera ad astra”
pudiendo leerse bajo él dicho título en inglés “Through difficulties to the
stars”. Es un buen ejemplo de lo que deberían hacer todos los laboratorios con
historia: rescatar del olvido la trayectoria que no es otra cosa que el trabajo
y dedicación de todos sus empleados por levantar un proyecto común. Claro que
entonces los empleados eran personas, eran parte de la compañía; ahora, en
cambio, los empleados son números que pueden reemplazarse o suprimirse en
cualquier momento.
Para todos lo que ya tenemos unas cuantas décadas y hemos
tenido la suerte de trabajar en compañías donde se valoraba y cuidaba a los
empleados, es una alegría rememorar aquellos tiempos en que las empresas eran
humanas porque eran, simplemente, el conjunto de personas que la componían. Y
yo mismo lo he reflejado así en la historia profesional que me tocó vivir como
Dircom: “El legado farmacéutico de Alfred Nobel” (Amazon) en donde cuento una
historia aún más amplia que la de este libro: Desde el año 1790 en que
comenzaron a gestarse las primeras compañías que darían lugar (fusión tras
fusión) al nacimiento de AstraZéneca, hasta el año 2016.
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel", la historia de AstraZéneca, desde sus orígenes, en español.
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel", la historia de AstraZéneca, desde sus orígenes, en español.
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