Los vendedores de vacunas (los laboratorios farmacéuticos
que las comercializan) nos quieren hacer creer que son la panacea, que todo el
mundo debería vacunarse de todo y así no habría más enfermedades.
Los enemigos de las vacunas (grupos y asociaciones ciudadanas
contrarios a la vacunación) nos dicen que son veneno, que más que curar matan,
y que sólo son un vehículo para ganar dinero los laboratorios a costa de los
sufridos pacientes sin importarles los que vayan cayendo por el camino.
Los pacientes se debaten entre ambas corrientes de opinión:
unos quieren vacunarse de todo (mientras la Sanidad pública lo pague, claro está)
y otros se escandalizan ante la sola idea de que alguno de sus hijos vaya a ser
inoculado con esos venenos.
Pero todos ellos se olvidan que las vacunas son medicamentos
y que todos los medicamentos (“todos”) tienen efectos secundarios que incluso
pueden llevar en algunos casos a la muerte. Por lo tanto, hay que poner las
cosas en su sitio. Las vacunas son unos de los fármacos más eficaces, pero no
se puede vacunar sin ton ni son, sino que en cada caso particular hay que
evaluar los pros y los contras, los posibles beneficios y los posibles riesgos.
El médico debería estar obligado a hacer esta labor informativa y el paciente,
tras haberlo escuchado, entendido y meditado, tomar su decisión.
Si te interesa lee esta noticia publicada en "AZprensa": http://azpressnews.blogspot.com.es/2016/09/las-vacunas-son-de-los-farmacos-mas.html
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