Suiza no es España

Si ya estaba claro antes, ahora más: Suiza no es España. Allí, un 77% de la población ha rechazado el referéndum que proponía cobrar un salario por el simple hecho de ser ciudadano suizo, esto es, un sueldo por no hacer nada. ¡Y menudo sueldo! Quizás habréis leído que los promotores de la iniciativa pedían un sueldo de 2.254 euros al mes para cada adulto, pero ahí no quedaba la cosa, también habría un sueldo de 625 euros para cada menor de 18 años. Esto significa que un matrimonio con dos hijos recibiría al mes 5.758 euros al mes por no hacer nada. Cierto que la vida en Suiza es más cara, pero es que allí el salario medio habitual es de 6.000 euros: lo mismo que obtendría ese ejemplo de familia por no hacer nada. Y siendo así, cobrando por no hacer nada ¿quién va a querer trabajar? La sociedad se colapsaría porque si nadie trabaja, tampoco van a trabajar los empleados del banco que deben enviarte tu nómina, y tampoco van a trabajar los camareros del bar donde te tomabas esas cañas, ni van a trabajar los empleados de las centrales eléctricas... No habría luz, ni agua, ni gas, ni teléfono, ni transportes, ni comida, ni tiendas, ni bares, ni farmacias, ni hospitales...

Los suizos han demostrado que son personas responsables y sensatas, que reconocen la importancia de ganar el salario con el trabajo. Por eso han rechazado esta disparatada medida. Pero ¿qué hubiera pasado en España? Sin lugar a dudas, el 98% habría votado a favor de cobrar un sueldo por no hacer nada, e incluso muchas familias se habrían animado a tener más hijos, y a acoger a los abuelos y a todo el que hiciera falta. Una familia de dos abuelos, dos padres y tres hijos, recibiría al mes 10.891 euros al mes. ¿Quién iba a querer trabajar?

Y por si no lo sabías, en el referéndum se preguntaban más cosas (los suizos son prácticos y ya que hay que hacerlo, juntan en el mismo muchas consultas), entre ellas si las empresas públicas debían ser rentables o no. Los suizos han votado mayoritariamente que las empresas públicas deben seguir con su obligación de ser rentables. ¿Qué hubieran respondido en España? Pues aquí ya hay muchos que piden aumentar más y más el gasto público sin reparar en que para “gastar” primero hay que “ingresar”.