El mayor porcentaje de votantes en las últimas Elecciones
generales celebradas en España ha votado a un partido plagado de múltiples y escandalosos casos de
corrupción. El segundo mayor porcentaje de votantes lo ha hecho a otro partido
salpicado también por un infame caso de corrupción. Por el contrario, los
partidos sin imputados en casos de corrupción se han quedado igual o incluso
han descendido, tanto si eran de corte moderado o de izquierdas. ¿Qué significa
esto? La cosa está bien clara: los españoles prefieren estar gobernados por
corruptos.
Sé que resulta difícil de entender, pero no tanto si
repasamos algunas situaciones habituales que hacen felices a los españoles y
que demuestran que la corrupción es algo habitual en sus vidas. Un español se
pone muy contento:
- Si puede ocultar a Hacienda algún ingreso y así no tener
que pagar impuestos por el mismo.
- Si le pagan una parte de su salario en negro y así no
tiene que pagar impuestos.
- Si comete una infracción de tráfico pero no lo ve ningún
policía ni ningún radar o cámara y por lo tanto no le ponen multa.
- Si le ofrecen pagar algo en negro para ahorrarse el IVA.
- Si compra alguna cosa a precio muy inferior al del mercado
aprovechándose así de la miseria y desesperación de quien no tiene más remedio
que venderlo a ese precio.
- Si se encuentra algún objeto de valor y más aún si este no
lleva referencia de quién puede ser su dueño.
- Si después de una asistencia médica le dicen (a título
informativo) todo lo que ha costado y que él no tiene que pagar nada porque la
Sanidad es pública.
- Si su equipo deportivo gana gracias a errores arbítrales
clamorosos.
- Si consigue algún trabajo, favor o prebenda, gracias a una
recomendación en vez de conseguirlo por méritos propios.
- Si un empleado acepta trabajar para ellos por un salario o
importe muy bajo (algo que hace, evidentemente, acuciado por la extrema
necesidad).
- Si su jefe no es muy riguroso y no le exige hacer bien su
trabajo.
En definitiva, acciones todas ellas insolidarias, que atentan al bien común, son vistas por los españoles como algo normal y hasta gracioso; de ahí que les resulte tan normal seguir gobernados por gente de la misma calaña.
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