Mis padres tienen unos nombres preciosos. ¡Qué pena que no
haya vuelto a verlos! Mi padre es de Barcelona y se llama Peligro Encubierto de
Cinoteca Nono, y no sé si tendrá o no mucho peligro como su nombre indica; el
caso es que nunca ha tenido oportunidad de demostrar su “peligrosidad” ya que
vive en un minúsculo pueblo de Barcelona, y no exagero al decir minúsculo,
porque sólo tiene cinco habitantes. Ese pueblo se llama Pierola.
Mi madre, tierna como todas las madres, tiene un nombre
precioso: Love me do. Sí, habéis acertado, como la canción de los Beatles que
constituyó uno de sus primeros grandes éxitos. Compuesta por John Lennon y Paul
McCartney entre 1958 y 1959, se editó como cara B de un sencillo y sin embargo
se alzó con todo el protagonismo, alcanzando el cuarto puesto en las listas
británicas y el primer puesto en Estados Unidos. Pero dejemos a los Beatles y
volvamos a mi madre; ella es vasca, de la provincia de Álava y vive en
Escóbados de Abajo, en donde yo nací, un pequeño pueblo de la provincia de
Burgos, y digo pequeño porque sólo tiene 38 habitantes. Así no es de extrañar
que viviendo en tamaña soledad en sus respectivos y diminutos pueblos, surgiera
el amor a primera vista tan pronto se conocieron mi padre y mi madre.
Para desgracia nuestra, ni yo ni ninguno de nuestros
hermanos llegamos a conocer a nuestro padre; todo lo que sabemos de él nos lo
ha contado nuestra madre. Nos dijo que era muy guapo, un auténtico dandy del
que se enamoró al instante. Sin embargo los separaron enseguida y a él se lo
llevaron otra vez a aquél pequeño pueblo de Barcelona, Pierola, y nunca más
supimos de él. Con nuestra madre tampoco estuvimos mucho tiempo, ya que cuando
fuimos capaces de comer por nosotros mismos nos separaron de ella y nos
enviaron a distintos lugares para que nos adoptaran.
No obstante, antes que nos separaran de nuestra madre, esta
nos dijo que debíamos sentirnos muy orgullosos de nuestras raíces, aunque la
verdad, nunca pude imaginar que nuestro árbol genealógico tuviera tanto lustre,
porque tanto papá como mamá eran gente sencilla que sólo aspiraban a tener una
gran familia y cuidar de ella, algo que no pudieron ver realizado. Pero,
haciendo caso a sus palabras, investigué nuestro árbol genealógico y descubrí
cuánta razón tenía mi madre: pertenezco a una estirpe de campeones.
En las imágenes podéis ver cómo es el lugar donde nací. Está
al norte de Burgos, a unos 52 kilómetros. Se llega hasta allí por la carretera
N-629, de Burgos a Villarcayo y en el km.37 se coge el cruce a la derecha hasta
Escóbados de Abajo. Allí está la casa donde nací, en una vaguada llamada
Castillviejo, al resguardo de unas lomas en medio de un precioso paraje
adornado por encinas y pinos. (Continuará)
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