Conté las veces que el mar me trajo hasta aquí tu nombre.
Sabía que estabas lejos y sin embargo sentía
tu latir junto a mi pecho en una tarde infinita
en donde se juntan los sueños y los ojos no se cierran
porque no sé si esto es un sueño o es verdad que tú me miras.
Te espero aquí, en esta orilla, en la almohada que me invento
para acunar tu ternura, que se esconde y que descansa
durmiéndose en mis rodillas.
Conté las veces que el viento besó en tu nombre mis labios.
Sabía que eras el fuego que se enciende en mis mejillas;
eres fuego y sin embargo, como helado te derrites y alimentas
esta mi alma que siente tu boca cerca y disfruta
el más fresco de los besos,
el mágico sueño de ver
otra vez brotar la vida
y expresar los sentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario