miércoles, 17 de diciembre de 2008

¿Se puede hablar sin saber?

Pues sí, como vulgarmente se dice, la ignorancia es muy atrevida. Viene esto a cuento tras leer una crónica sobre un encuentro con medios de comunicación celebrado por una institución. Uno de los periodistas asistentes criticó los temas profesionales y planteamientos expuestos en dicho encuentro sin conocer cuál es la “historia” que hay detrás de todo ello, los diferentes pasos que se han ido dando a lo largo del año, las opiniones que a lo largo de este tiempo han vertido los responsables de una y otra parte, las acciones llevadas a cabo, la explicación detallada de las consecuencias… Y con esa tremenda ligereza, de no haber leído más allá de cuatro titulares, se permite enjuiciar unos hechos.

Durante el presente año, dicha institución ha organizado 31 actos con medios de comunicación, tras los cuales siempre se ha abierto un amplio coloquio con los asistentes. Pues bien, el citado medio sólo ha acudido a 3 de ellos (el último, hace 8 meses). Del resto, sólo se ha valido de las notas de prensa recibidas para informar. Un bagaje ciertamente pobre si lo que se pretende es exponer a los lectores unos planteamientos serios y documentados.

Ante unos hechos así, el problema es que sólo los que conocen en profundidad el asunto pueden darse cuenta del equivocado planteamiento del periodista de turno y lo que éste transmite al resto de la población son unos clichés rancios, trasnochados y alejados de la realidad.

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