Aunque parezca mentira, hay países como Noruega y Suecia
que compran basura. Noruega, por ejemplo, le compra al Reino Unido su basura y
paga por ella entre 30 y 40 euros por tonelada, siempre y cuando esa basura ya
esté lista para incinerar, esto es, sin plásticos ni metales ni vidrios. Pero
¿por qué compran basura?
La respuesta está en su eficiente sistema de recogida y
reciclaje de residuos, en las numerosas plantas de reciclado que poseen y que
transforman la basura en energía, y por supuesto, en la educación y compromiso
medioambiental de sus ciudadanos. Tanto es así, que estos países reciclan toda
la basura de sus ciudadanos y como esto no es suficiente para alimentar sus
centrales de transformación en energía, tienen que comprar basura a otros
países.
Suecia, por ejemplo, recicla el 99% de sus residuos y la
concienciación de los ciudadanos es tal que hay una gran controversia porque
ese 1% que no se recicla les parece mucho. Buena prueba de ella la da el hecho
de que en los suecos separan en sus hogares: orgánicos, metales, pilas, vidrios
de color, vidrios transparentes, plástico duro, plástico blando, cartón y Tetra
Pack, papeles, periódicos y revistas; y cada uno de ellos con una bolsa de
color diferente para facilitar la clasificación a la hora de la recogida y
reciclaje. En comparación, a los españoles nos parece mucho tener que separar
en casa tres o cuatro tipos diferentes de residuos. Pero en Suecia está
establecido por Ley que haya una estación de reciclaje (lo que aquí se llama
“Punto limpio”) en cada zona residencial.
Así que para los suecos y los noruegos la basura es un
bien preciado. Al llegar a los centros de recogida, un lector óptico separa las
bolsas por color. Las bolsas con plásticos se envían a plantas de reciclaje
para aprovechar el material. Las que contienen restos de alimentos, se usan
para obtener fertilizantes, compost y el biogás que usan de combustible los
autobuses. Otras se envían a incineración y ese calor producido mueve una
turbina que genera electricidad para escuelas, edificios públicos e incluso
hogares, y además alimenta la red de calefacción municipal.
Suecia tiene 32 WTE, esto es, “Plantas incineradoras
productoras de energía”, gracias a las cuales por cada tres toneladas de basura
quemada generan tanta energía como una tonelada de fuel oil. Esto se traduce en
que 950.000 hogares suecos se calientan con la energía producida por este
sistema, y 260.000 hogares se abastecen totalmente por ella.
Y en el caso de Noruega, por ejemplo, la ciudad de Oslo
no tiene bastante con la basura de sus ciudadanos y tienen que importar el 12%
de los residuos, con los que general calefacción y electricidad para esta
capital nórdica de 1.400.000 habitantes.
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