viernes, 1 de noviembre de 2019

No hay que agradecer nada


“Me da algo así como tres puntapiés en la región abdominal el que te hayas puesto, aunque levemente, a agradecerme cosas. ¡Para eso estamos!

Ese tal vez es el mal de los hombres: no saber tomar y dar sin sentirnos obligados a agradecer o a exigir. Que no, hombre, que no deben ser así las cosas, al menos conmigo. Claridad. Cuando algo mío te fastidie, dilo escuetamente y ¡ya está! A mí me va a ocurrir lo mismo, créelo. La fundamental esencia de un buen con-vivir acaso esté en esa brusquedad de los sentimientos y de la índole de cada cual, chocando con todos,  con los que ama y con los que “le caen gordos”. Darle dureza a la vida no es hacerla cruel, es hacerla VIVA. Por la sangre podrá notarse que tiene corazón ¿no?”.

(Enseñanzas de mi maestro Manuel Prieto Peromingo)

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