martes, 14 de julio de 2015

Lo mejor de estar jubilado

Conforme se me acercaba la soñada edad de la jubilación, pensaba en las cosas positivas que ofrecía esta nueva etapa de la vida. Lo principal y más llamativo era el tiempo libre para hacer todo lo que quisiera; después, una por una todas las actividades y hobbies a las que podría dedicar ese tiempo libre (y os aseguro que me gusta hacer tantas cosas que incluso así me falta tiempo para todas y tengo que priorizar).

Sin embargo, para una persona que como yo sigue ejerciendo el periodismo aunque sea de manera personal por puro placer, gracias a todas las posibilidades que ofrece Internet, hay un placer de la jubilación muy superior a todos los demás: puedo escribir lo que me de la gana, cuando quiera, como quiera, y sin necesidad de ser políticamente correcto.

Todos los que seáis periodistas y comunicadores, pero también todos aquellos que tenéis un trabajo, sabéis bien que no podéis decir muchas cosas porque eso perjudicaría vuestro futuro profesional. Cuando trabajaba en la Organización Médica Colegial no podía –aunque fuera en mis blogs personales- criticar a los médicos; cuando trabajaba en AstraZéneca, no podía criticar a mi empresa ni a los laboratorios farmacéuticos; e incluso en uno y otro caso, tampoco podía meterme nunca con el Gobierno, o con las instituciones públicas, o hacer chistes políticamente incorrectos, o escribir simples gansadas...

En fin, chicos y chicas, no sabéis el placer que da opinar lo que me de la gana sin cortarme un pelo, porque un jubilado tiene su puesto de trabajo asegurado hasta que la muerte le abra las puertas a la vida definitiva. Y os aseguro que allí al otro lado, también hay mucho sentido del humor. Afortunadamente.

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