Esto que voy a relatar es completamente verídico y yo he
sido testigo presencial de tan insólito hecho, aunque reconozco que cuesta
trabajo creerlo. Sucedió hace apenas unos meses en el campo de fútbol del Rayo
Majadahonda en donde se disputaba un partido amistoso entre el Atlético de
Madrid y un equipo de Tailandia.
La diferencia de calidad entre ambos equipos era notable y
los pobres tailandeses no paraban de correr infructuosamente detrás de los del
Atlético. Como la mañana era soleada y calurosa, era lógico que tuvieran sed. Y
sí, en efecto, allí junto a su banquillo había una caja con muchas botellas de
agua y cada vez que se paraba el partido acudían allí a coger su respectiva
botella de agua para beber. Pero... ¿qué fue lo que llamó mi atención y me hizo
quedar estupefacto? Pues, aunque resulte increíble, mientras que los jugadores
tenían a su disposición una caja con botellas de agua mineral, su entrenador disfrutaba
para sí de una caja con botellas... ¡de una bebida energética!
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