Durante los próximos meses vamos a asistir a diferentes huelgas, algo normal si nos atenemos a la caótica situación que atraviesa España y al imparable hundimiento de este país mientras este “desgobierno” siga imperando (y ya se sabe que la palabra “dimitir” no existe como tampoco existe la fórmula honrada de “pasar el testigo a un compañero mejor preparado”).
Lo curioso de estas huelgas es que van a ser muy diferentes a las que habíamos conocido hasta ahora; van a ser “huelgas domesticadas”. ¿Cómo pueden promover una huelga contra el Gobierno unos sindicatos que viven –y muy bien- de la lluvia de millones con que les subvenciona el Gobierno? ¿Cuándo se ha visto que alguien muerda la mano que le da de comer?
¡Qué lejos quedan aquellos tiempos en que los sindicatos vivían de las cuotas de los trabajadores afiliados y luchaban por defender sus derechos! Ahora viven del Gobierno, tienen Visa oro, y su único trabajo consiste en aparentar que defienden a unos trabajadores mientras “tragan” con la destrucción de los todos los derechos que durante décadas se habían conseguido para los trabajadores.
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