En
algún sitio leí que el cielo es un estado diferente para cada uno, en función
de lo que espera de él, y que –por ejemplo- esas beatas que se pasan el día
rezando a los santos y no hacen esfuerzo por conocer las verdades sino que
aceptan todo lo que se les dice, van a parar al cielo… sí, pero a un cielo
aburrido.
Pero
tú puedes elegir porque afortunadamente al otro lado sí que existe el humor, el
buen humor. Puedes ver ejemplos muy claros d esto en el libro “No son
coincidencias” (Vicente Fisac, Amazon), ejemplos reales que te demuestran cómo
al otro lado tienen un magnífico sentido del humor.
Y
la verdad es que eso del buen humor es lo que más me anima a la hora de ir al
otro lado.
Se
dice que la risa y la ironía son los medios que utiliza nuestro corazón para
recordarnos que no somos prisioneros en este mundo, sino viajeros de paso. Porque
la risa y el sentido del humor no son sólo herramientas para paliar el dolor y
el sufrimiento sino que como dice el doctor Eben Alexander (quien vivió una
experiencia cercana a la muerte) “estas cualidades representan momentos de lucidez
–breves como destellos, pero esenciales- en los que reconocemos que, sean
cuales sean nuestros trabajos y pesares en este mundo, no pueden llegar a tocar
a los seres eternos, mucho más grandes, que somos nosotros en realidad”.
Estoy
totalmente de acuerdo. Habiendo buen humor y risas al otro lado, el cielo sí
que es un paraíso.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
Si
has leído esto, no ha sido por casualidad…
“No
son coincidencias”: https://amzn.to/2OCmSsO
Siempre
nos hablan del otro lado como de un mundo maravilloso, de paz y amor, de luz y
alegría, de reencuentro con seres queridos, de dicha absoluta sin la más mínima
presencia de sufrimiento… Siendo así, ¿quién no querría verlo?
Claro
que estamos tan apegados a este mundo material que diríamos algo así como “yo
quiero verlo, pero solo un ratito y luego sigo aquí”. Total, que o entras en
muerte clínica y parada cerebral para volver luego a la vida y contarnos lo que
has visto y vivido al otro lado, o no hay nada que hacer. ¿O sí?
La
respuesta es que no es imprescindible el pasar por tan dramática experiencia pero
sí que hay que trabajar para conseguir vislumbrar ese otro lado.
Para
empezar puedes leer libros, asistir a conferencias sobre este tema, informarte,
documentarte… y después de todo, esto, al final del día, dedicar un rato a la
meditación, adéntrate en tu propia conciencia para acceder a esta realidad.
No
piense que es una fórmula mágica, que vas a conseguirlo el primer día. Todo
fruto es el resultado del trabajo, del crecimiento, y en este caso… del
crecimiento espiritual de nosotros como seres humanos.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
Si
buscas una novela diferente… esta no te dejará indiferente:
“Castidad & Rock and Roll”: https://amzn.eu/d/3h5vXyG
Cuando
estemos en el otro lado ¿cómo será nuestra comprensión de todo? ¿Habrá
lenguaje? ¿Hablaremos? ¿Tendremos cuerpo, cara, brazos y piernas? ¿Podremos
movernos? ¿Conservaremos nuestros cinco sentidos?
Todo
esto es muy difícil de comprender, pero no porque nadie que haya estado allí
haya vuelto para contarlo (porque esto sí que ha sucedido miles de veces) sino
porque no tenemos en nuestro lenguaje palabras para explicarlo.
En
el otro lado, podemos ver, pero ver es saber, es conocimiento. NO hay
distinción entre experimentar algo y comprenderlo.
Lo
más parecido que podemos encontrar se da en nuestros sueños, cuando podemos
estar en varios sitios al mismo tiempo, cuando podemos ir hacia adelante y
hacia atrás en el tiempo, cuando podemos tocar y sentir las cosas, cuando
podemos volar y desplazarnos de forma instantánea a cualquier parte, cuando nos
comunicamos sin necesidad de hablar. Cuando nos vemos a nosotros mismos y a los
seres queridos con la imagen que teníamos en cualquier otra época de nuestra
vida, aquella que fuese más identificable para nosotros…
Es
un estado que no se puede definir con palabras, sólo podemos aproximarnos muy
ligeramente a través de estos ejemplos…
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
Si
has leído esto, no ha sido por casualidad…
“No
son coincidencias”: https://amzn.to/2OCmSsO
Estamos
en un universo que vemos, pero no estamos solos, hay otros muchos universos,
otros muchos estados materiales y espirituales y todos están en el mismo sitio;
lo que pasa es que no somos conscientes de los otros porque no somos capaces de
percibir sus vibraciones. Estamos limitados por nuestros sentidos corporales y
no somos capaces de percibir esas otras dimensiones cuya existencia se ha
demostrado la física cuántica.
Para
comprender esas otras dimensiones hay que acercarse a ellas, hay que abrir la
mente para intentar sintonizarnos con esa otra realidad. No se trata de salir a
investigar, sino de ponerse en disposición de “escuchar” y sentir esos otros
universos que están aquí mismo, íntimamente entrelazados con el nuestro. Esos
otros universos no están lejos de nosotros, están aquí mismo, sólo que en unas
frecuencias que no somos capaces de percibir.
No
olvidemos que nosotros mismos y todo nuestro mundo material no es otra cosa que
“vibraciones” y hasta el más sólido bloque de acero es vibración que podrían
atravesarse si fuésemos capaces de “entrar” a través de sus rendijas. Es como
un ventilador que está en marcha. Parece un disco sólido porque si intentamos
colar un papel entre sus aspas, ese papel será inmediatamente despedido o
despedazado, pero entre aspa y aspa hay un hueco y si fuésemos capaces de colar
el papel entre una y otra aspa a una velocidad mayor que la velocidad de esas
aspas, lo pasaríamos al otro lado sin ningún problema. Es como si pusiésemos el
ventilador en cámara superlenta y nosotros actuásemos en cámara rápida.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
Si
has leído esto, no ha sido por casualidad…
“No
son coincidencias”: https://amzn.to/2OCmSsO
Todos
sabemos, por todos los ensayos clínicos que se realizan con medicamentos, que
un comprimido de una sustancia inerte, sin ningún efecto ni positivo ni
negativo, es decir, como si se tomase una gota de agua, es capaz de curar
enfermedades y eliminar síntomas de las mismas… cuando quien lo toma se cree
que está tomando una medicina de verdad que va a curar esos síntomas y/o esa
enfermedad. Este efecto placebo acepta habitualmente a un 10 por ciento de los
pacientes, no a todos, pero en ocasiones afecta hasta un 30 por ciento de los
pacientes.
¿Y
qué hace la ciencia médica? Pues considera que esto es un “inconveniente”, una
“molestia”, una “contrariedad”, y por eso se comparan todos los medicamentos
con placebo y sólo cuando los medicamentos estudiados consiguen superar significativamente
el efecto placebo, se considera que son útiles.
Esa
es la mirada que la Medicina hace sobre el efecto placebo. No se les ocurre
investigar por qué el poder de la mente, la fe, la creencia en que esa píldora
mágica (que no es nada) es capaz de curar enfermedades y síntomas. La Medicina
desprecia el poder de la fe y su capacidad de influir en nuestro estado de salud
en vez de investigar sobre ello que, a fin de cuentas, tan importante es para combatir
la enfermedad y sus síntomas.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“La
Comunicación en Medicina”: https://amzn.eu/d/hjFKPvP