martes, 13 de diciembre de 2016

La censura políticamente correcta

La creciente corriente del pensamiento “políticamente correcto” que cada vez nos ata más a unos cánones preestablecidos, no ha surgido por generación espontánea sino que obedece al deseo de las clases dominantes del planeta por tener una legión de borregos que acepten sin rechistar cuanto se les impone.

Si lo pensáis bien, esa corrección política es algo totalmente infantil: pretende que las cosas negativas desaparezcan si les cambiamos el nombre o simplemente las callamos. Se niega el derecho de la libre expresión, de la disparidad de criterios, de la contraposición y debate sobre ideas contrapuestas... Por el contrario, la corrección política nos marca qué debemos pensar, qué debemos decir, qué debemos callar... y por si no te habías dado cuenta, lo que es o no es políticamente correcto no nos lo indica nuestro propio razonamiento individual sino que viene impuesto por las élites gobernantes.

En realidad, eso que llamamos corrección política, no resiste el más somero análisis: cada persona tiene una distinta sensibilidad y lo que a unos escandaliza a otros no les afecta lo más mínimo... es decir, lo ofensivo no está en el hecho o la palabra en sí sino en el receptor y sin embargo son las élites gobernantes la que nos dictan qué es o no es políticamente correcto. En otras palabras: nos imponen una nueva censura que, en esta ocasión, trata de censurar nuestro libre pensamiento.

No se puede decir “negro” sino que hay que decir “afrodescendiente” o “de color”. ¿Cambiando la palabra dejarán de ser racistas lo que sean racistas? Pues no. No se pueden hacer chistes de tartamudos, ni de cojos, ni... de nadie que padezca algún defecto físico. ¿Significa eso que al censurar este tipo de chistes van a llevar una vida mejor esas personas? Pues no. Yo diría que incluso todo lo contrario porque no hay nada mejor ni más sano que saber reírse de uno mismo. Es la tolerancia y el respeto lo que se debería promover, en vez de la represión.

Pero como todo esto viene de arriba, cada vez se irá agrandando la censura... hasta que algún día –como ha sucedido en Estados Unidos- la gente se harte y vote a su Trump de turno.

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