viernes, 18 de marzo de 2016

Érase un vez...

Es posible que muchos de vosotros recordéis aquella serie de televisión de dibujos educativos (también se publicaron numerosos libros) titulada “Érase una vez el hombre”, en la que se contaba la historia de la humanidad a través de historietas de dibujos animados para hacerlas atractivas al público más joven, mezclando así diversión y formación. En ese caso es posible que recordéis a uno de su principales personajes, un anciano sabio con una barba blanca kilométrica. Pues bien, ese abuelo de “Érase una vez...” convertido en ser humano de carne y hueso, se coló una vez en una de mis ruedas de prensa.

La sala estaba abarrotada de periodistas y, mezclándose con ellos, se metió en la sala antes de que empezara el acto. Sin embargo aquella gran barba blanca y su edad (más de 50 años) cantaba mucho y se veía a la legua que no era ningún periodista. Recuerdo que me acerqué a él y le dije que aquél acto era sólo para periodistas, pero entonces él (no debía ser la primera vez que se colaba en un acto de este tipo) dijo que él trabajaba para un periódico extranjero (cuyo nombre jamás había oído) y que le interesaba mucho el tema que se iba a tratar.

Así las cosas, y para no armar un escándalo, le pedí de buenas maneras que se sentase al final ya que los demás asistentes habían recibido invitaciones previas y por consiguiente eran los que estaban autorizados para ocupar los primeros lugares y hacer al final las preguntas. Afortunadamente, el abuelo de “Érase una vez...” me hizo caso y se convirtió tan sólo en una anécdota... aunque puede que las bandejas de croquetas que se sirvieron al final no opinasen lo mismo.

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