lunes, 14 de marzo de 2011

La colegiación de los médicos vista por un ciudadano

Se lleva hablando mucho tiempo (sobre todo en la prensa médica) de si el Gobierno va a suprimir la colegiación obligatoria de los médicos para poder ejercer o si la va a reconocer como necesaria. De ella hablan los médicos, los políticos, los economistas… pero no hablan los ciudadanos.

Al ciudadano lo que le importa es que el médico que le atiende sea de verdad un médico (no un intruso que ha falsificado un título o que ha conseguido uno legal a cambio de dinero), que esté bien formado (con formación en nuestro sistema de enseñanza o en otro de categoría similar, nada de eso de poder acceder habiendo cursado solo unos pocos años como se hace en ciertos países), que se mantenga al día en su formación (que esté al tanto de las novedades y siga cursos de formación) y que se rija por unas normas éticas de obligado cumplimiento para todos.

Pues bien, para que los médicos cumplan todos esos requisitos están la colegiación obligatoria y el papel de los Colegios de Médicos.

Sin embargo, desde hace tiempo hay 4 Comunidades Autónomas en donde la colegiación no es obligatoria para quienes trabajan en la sanidad pública (Andalucía, Asturias, Canarias y Extremadura). Allí, el empleador (el Estado) es el que se arroga la responsabilidad de que se cumplan esos requisitos, pero no tiene ni capacidad, ni formación, ni medios para hacerlo y, por supuesto, tampoco tiene la menor gana de hacerlo.

Como empleador y controlador sólo le interesa tener mano de obra barata, y si la puede conseguir en países donde la formación deja mucho que desear (al menos en comparación con la española) y donde los salarios son más bajos aún que en España, pues mucho mejor. Además, cuantos más médicos haya, cuanto mayor sea la bolsa de paro, más fácil le será encontrar médicos que acepten sus condiciones laborales y sus salarios.

Los Colegios de Médicos son molestos para el Gobierno, porque son organizaciones independientes del poder político o económico (se sufragan a sí mismas y se eligen democráticamente entre sus representados). ¡Qué diferencia con los Sindicatos mayoritarios que viven de las subvenciones del Gobierno y siguen dócilmente sus dictados, limitándose tan sólo a escenificar de vez en cuando un conato de protesta!

Pero las cosas son como son, y como el Gobierno no quiere interlocutores que le contradigan, les quita poder. Por eso, ante la duda de si la colegiación médica será o no obligatoria, sólo va a contemplar dos opciones: que el modelo de esas 4 Comunidades Autónomas se extienda a todo el territorio español, o que definitivamente la colegiación deje de ser obligatoria en todos los casos.

En el primer caso, habrán perdido los ciudadanos que vayan a la sanidad pública; en el segundo, todos los ciudadanos. Habrá que andarse con ojo, a partir de ese momento, a ver en manos de qué medico se pone uno. Los Colegios, al quedar constituidos como entes privados, podrían eso sí, dar un “certificado de calidad” a quienes así mereciéndolo se adscribiesen al Colegio, y de esta forma, los ciudadanos sabríamos que esos médicos que se distinguiesen por esa certificación serían dignos de confianza. Si el Gobierno sigue los dictados de sus irresponsables económicos, este será el único camino que nos quede para poder distinguir a los buenos médicos de los malos.

1 comentario:

Cesar Almodóvar dijo...

te falta una cosa Vicente en lo que le importa al ciudadano del medico: que realmente muestre interes por el, que le escuche, que intente comprenderle... como en la mili... el saber se le supone...
crees que habra un certificado colegial que de fe esta virtud?